Mandela y el bilingüismo

7 October, 2015

«Si hablas a una persona en una lengua que entiende, las palabras irán a su cabeza. 

Si le hablas en su propia lengua, las palabras irán a su corazón.»

 Nelson Mandela

 

¡Hola de nuevo!  Hace poco leí esta motivadora cita de Nelson Mandela que me llamó fuertemente la atención por su significado en cuanto a por qué quería centrarme en ser bilingüe y al impulso que me lleva a seguir mejorando en el idioma. Créeme, siempre vamos a ser estudiantes del idioma. Siempre estaremos aprendiendo y ampliando la forma de comunicarnos y expresarnos en un idioma que no es nuestra lengua materna.

 

He tenido la suerte de crecer con el inglés como mi primera lengua y como es la “lengua internacional” hoy día, se puede viajar casi a cualquier lugar a nivel internacional y  ser capaz de utilizarla para comunicar.  Esto es un gran beneficio.  Sin embargo, también hay un aspecto negativo.  Al ser capaz de usar el inglés en casi cualquier lugar, no vemos la necesidad ni el deseo de invertir nuestro tiempo en tratar de aprender otro idioma y su cultura, y por eso “esperamos” hablar inglés y que se nos hable inglés dondequiera que vayamos.  Obviamente, irnos de vacaciones es un caso diferente a pasar un tiempo considerable viviendo, trabajando o viajando al extranjero.  Pero creo que realmente nos limitamos a nosotros mismos cuando nos acercamos al mundo, a sus increíblemente diversas culturas y gentes y al enriquecimiento de viajar y aprender, pues “exigimos” que el resto del mundo se adapte a nosotros cuando estamos en el extranjero para que estemos tan cómodos como queramos o deseemos .  Por “cómodo” me refiero a cosas como la comunicación en nuestro idioma, el mantenimiento de estándares de limpieza y las costumbres a las cuales estamos habituados, que deseamos mantener a pesar de que ya no estemos en nuestra cultura ni país…¡incluso a veces querer mantener a nuestros gustos alimentarios en el extranjero! (Piensa en McDonalds y Starbucks, se pueden encontrar fácilmente en casi cualquier lugar en el mundo).

 

Desde el momento en que empecé a adquirir el español estaba muy emocionada y frustrada a la vez.  Sabía que iba a venir a España, por lo que tenía que mentalizarme desde el principio que iba a vivir y trabajar aquí, y que debía adquirir fluidez en el idioma.  Así que cuando comencé a juntar frases y comunicarme básicamente, así como a empezar a entender a otras personas, realmente empecé a disfrutar del aprendizaje y me motivé mucho más para aumentar la fluidez.  Por otro lado, la frustración se convirtió en una cosa normal (y sigue siendo a veces, incluso en el nivel de fluidez en el que estoy).  Mientras, luchaba con paciencia.  Me considero una persona extrovertida, y esos momentos, estaba muy limitada por el escaso vocabulario que sabía, y con el estrés añadido de saber que estaba haciendo errores cada vez que abría la boca —bueno, digamos que ha sido una lección de humildad—.  No es fácil sentirse como un niño cuando no puedes comunicarte ni expresarte bien, ¡sobre todo sabiendo que puedes hacerlo sin temor a equivocarte en tu primer idioma!  Tienes que pensar y procesar TODO en la mente antes, durante y después de hablar… y en cada contexto y situación.  No es extraño que echara una siesta de 2 horas cada día durante meses.  ¡Tu mente está haciendo una maratón mental diariamente!

 

Sin embargo, con persistencia, determinación y un montón de paciencia, llegarás!  Puede que no lo parezca al comienzo, o incluso por un tiempo (créeme, lo sé… ¡y lo sentí!), pero es un viaje de diversión.  Cuanto más aprendes y creces, mayor es tu deseo de aprender y mejorar.  Después de todo —de entre los distintos recursos en español (películas, libros, programas de televisión, etc ) que desesperadamente querrás entender y el continuo deseo de viajar para practicar la lengua y conocer españoles con los que comunicarte— aprender español se convertirá en una divertida aventura de nunca acabar.

 

Volviendo a la cita de Nelson Mandela, si eliges solamente hablar con alguien de otro idioma y cultura con una lengua que entiende, (es decir, mi inglés, que a menudo elijo utilizar cuando viajo porque es “más fácil y más conveniente para mí”), puede que se te entienda,  pero te limita a ti y a los demás; porque se trata de conectar realmente y compartir la vida y las experiencias.  Sin embargo, si tienes la intención de ser un estudiante de la cultura, la lengua y la gente —y por lo tanto intentas comunicarte en la lengua del corazón de la otra persona— las palabras irán a su corazón.  Y he visto una y otra vez en mi experiencia que esta es una cosa muy hermosa y enriquecedora; para mí, y para aquellos con los que me siento bendecida de conocer.

 

 

“Soy americana, amo al Señor y me encanta vivir en España. He vivido en varios lugares del país pero como trabajo en una ONG estadounidense en las Islas Canarias, ahora estoy en Tenerife. Llegué a España hace 3 años para estudiar el español y la cultura, la gente y la historia de este país, antes de instalarme “para siempre” en las Canarias. Me encanta viajar cuando puedo y aprender de otros países y sus distintas culturas. También soy una enamorada de la naturaleza y del aire libre, donde me gusta hacer varios deportes como el running y el ciclismo y donde también disfruto del senderismo. Cuando no estoy fuera, me gusta hacer repostería y compartir nuestro riquísimos postres americanos.”

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